a man waving the argentinian flag
Blog / Viajes y Migrantes

Por qué sigo eligiendo a la Argentina para vivir

Esta reflexión es un poco por el mundial y un poco por el partido del martes, aunque lo vengo pensando hace bastante. Tengo muchas personas a mi alrededor que son argentinas que emigraron o trabajan en los cruceros conmigo. Algunos somos super nacionalistas, y seguimos eligiendo vivir ahí, cada uno con sus razones.

Igualmente, hay algunos que “odian” a su propio país y rechazan las cosas que este representa. No voy a entrar en discusiones con los que piensen así. Argentina es mi país, en el que elijo vivir por siempre. Por eso, en esta publicación te voy a contar por qué, intentando convencerte de que efectivamente somos el mejor país del mundo.

Argentina es un país muy golpeado, de eso no vamos a discutir. Gobiernos que le dieron al pueblo para que tenga y para que guarde. Un pueblo bastante odiado, por momentos, por sus vecinos latinoamericanos. Somos un pueblo con muchas cosas negativas, como cualquier otro. Pero tenemos tantas otras positivas, que en los momentos de bajón nos olvidamos.

No quiero que te olvides de este sentimiento, no te preocupes, yo te voy a ayudar.

El humor y la anécdota

No quiero ofender a nadie, pero para mí las personas más graciosas del mundo son argentinas. No hay argentino de clase media buena cepa que no sea un comentarista sublime de la realidad. Los comentarios de hasta el más reacio puede hacerte descostillar de la risa. Sé que, si tengo que compartir una tarde con una amiga argentina, voy a tener un dolor abdominal de reírme. Dolor que no nunca voy a poder tener con un amigo de otro país.

Va más allá de cualquier cosa, es un poco porque aprendimos a poner la otra mejilla y que a la primera que algo malo pasa hay que ponerle buena cara y seguir adelante. Si una anécdota tiene que ser contada, personalmente creo que si la cuenta un argentino va a ser mucho más llena de épica y salseo.

La pasión

No podemos hacer NADA a medias. Alguien acá se lo odia o se lo ama. Si se lo odia, rompemos el Mc Donalds del obelisco. Si se lo ama, rompemos el Mc Donalds del obelisco. Cuando algo no nos gusta, marchamos y nos quejamos. No nos quedamos pelotudeando, esperando que nos vuelvan a cagar otra vez. Si un gobierno hace algo malo, se lo hacemos saber, con todas las letras. Nuestra democracia no es perfecta, pero aprendimos a respetarla, por todo lo que luchamos para conseguirla. Por todo lo que nos costó, no dejamos que nadie la quiera tocar.

La belleza

Yo creo que Aristóteles pasó tantos años analizando la belleza porque nunca estuvo en Argentina. Las mujeres más lindas. Los hombres con más porte. Las ciudades más pintorescas. Las cataratas del Iguazú. El glaciar Perito Moreno. El cerro de los 7 colores. El puente del Inca. Bariloche o Ushuaia. Las sierras de Córdoba. Un eterno etcétera

Puedo seguir por siempre, pero nunca me emocionó tanto la belleza en un lugar en su totalidad como en Argentina. Por eso hay que luchar contra cualquiera que quiera tocar el patrimonio o destruir la flora y fauna.

La épica y el romanticismo

Agregado a la pasión los argentinos tenemos esta necesidad de hacer todo algo notable. Es casi siempre sin intención, y otras tantas está teñido de las ganas de que seamos historia.

Esta épica la empezaron los próceres de nuestra nación. Personajes que liberaron un país (más de uno en realidad) con el presupuesto de un bingo de iglesia y la épica de una película de Spielberg.

Esta épica viene acompañada del romanticismo cotidiano. Me pasa cada vez que voy a Callao y Santa Fe por algún trámite (una esquina importante de parte más parisina de la Ciudad de Buenos Aires) voy a la misma cafetería, con un libro y me siento en mi propia película ¿Es necesario? No, pero también sí. Sin este romanticismo los argentinos perdemos la cordura. Necesitamos este gustito de las cosas simples que se convierten en anécdota. Esa necesidad de que en la vida que es tan chata podamos hacer la torta frita más rica en un día de lluvia.

La resiliencia

Qué hermosa palabra, y cuanta carga emocional lleva. Como ya dije antes, somos un pueblo pateado mil veces y que se levantó mil y una. Nos robaron, nos pegaron, nos callaron, nos quitaron tierras, nos quisieron decir que hacer. Nunca nos dimos por vencidos. Todo lo que quisimos lo pudimos conseguir.

Día a día el pueblo argentino se levanta pensando que el día va a ser una mierda y hace todo lo posible para que no lo sea. Cuantos emprendimientos de algún conocido viste levantar de la nada, caer y volver a levantar. La esperanza del pueblo argentino se renueva cada mes, vuelve en forma de fichas.

Por esta resiliencia, por esta pasión y por todo lo que dije, somos campeones del mundo en el 2022. Un triunfo y una alegría al pueblo argentino que nos va a durar una eternidad. No tuve el privilegio de poder pasar el Mundial en mi casa, con los argentinos que amo. Pero tengo la suerte de poder decir que cuando me voy de mi casa en el mar, vuelvo siempre al mejor país del mundo: La República Argentina.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *